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El perdón

Para comenzar, podemos preguntarnos lo más sencillo: ¿qué es el perdón? Según Reed y Enright (2006), perdonar es la acción de desplazar las actitudes o emociones negativas, como la ira y la venganza, hacia situaciones o personas perjudiciales, para dejar paso a actitudes como la compasión y la tolerancia.

Todos hemos escuchado la siguiente frase: “todas las personas cometemos errores”, entonces ¿por qué nos resulta tan complicado perdonar cuando otras personas se equivocan o cometen un error? ¿De qué depende? ¿Puede ser de las circunstancias, de la magnitud, de la persona, de las consecuencias de ese error…? O incluso podemos llegar a preguntarnos ¿hay errores imperdonables?

Saber perdonar no es fácil. ¿Cómo perdonar si nos han hecho tanto daño? ¿Se puede aprender a perdonar o nacemos con la capacidad de hacerlo?

Para entender mejor el perdón, es importante tener en cuenta que el perdón no significa olvidar. Para perdonar es necesario que estemos consientes del daño que se hizo y de cómo eso nos afectó en su momento, ya que si simplemente lo olvidamos no seremos capaces de aprender de esa experiencia ni de perdonar de forma sincera.

Es importante aceptar el daño que se ha sufrido y que además es inexcusable. Perdonar no significa creer que lo que pasó estuvo bien, fuera aceptable o “que no fuera tan malo”, es decir, perdonar no implica justificar o excusar el daño. 

Perdonar no solo implica una liberación para quien cometió el error, sino que también libera a la persona que perdona. Perdonar no es algo que hacemos por el otro en la mayoría de las ocasiones, sino algo que hacemos para sentirnos mejor con nosotros mismos o mismas. 

Muchas personas se resisten a perdonar pues creen que eso significa volver a exponerse al daño o que el otro debe pagar por lo que ha hecho y no se merece que lo perdonen, perdonar es en realidad un signo de inteligencia emocional y de amor propio, el saber liberarnos de esa “carga” que sentimos y poder seguir adelante: cuando albergamos rencor y resentimiento causado por hechos que ocurrieron en el pasado y continuamente recordamos esos hechos es como si continuamente estuviéramos reviviendo el dolor sufrido.

El perdón es un acto íntimo que nos reportará paz y nos permitirá vivir de una manera más plena. Una estrategia útil es escribir una carta de perdón en la que intentas comprender porqué el otro pudo haber hecho lo que hizo, ponerte en su lugar. Escribir es liberador y te ayuda a aclarar las ideas.

Martin Luther King afirmó que “el que es incapaz de perdonar, es incapaz de amar”. El perdón es uno de los actos más admirables del ser humano porque implica que, a pesar de los daños que podamos haber sufrido, hemos sabido dejar atrás el pasado y podemos mirar al futuro asumiendo una nueva perspectiva.

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Enfrentemos la adversidad, seamos resilientes

Anteriormente ya hemos hablado sobre la resiliencia, esa capacidad que como seres humanos tenemos para sobreponernos a las situaciones difíciles de la vida y salir adelante siendo más fuertes, pero sobre todo llevándonos un aprendizaje.

Suena muy lindo, ¿cierto? ¡y claro que lo es! Pero también es algo que nos puede costar mucho trabajo lograr o que incluso puede llegar a parecernos imposible, sobre todo cuando estamos en circunstancias muy complicadas. 

Como nos hemos dado cuenta, existen diversas maneras de superar los problemas y todo dependerá de las estrategias de afrontamiento que cada uno lleve dentro de sí. Las estrategias de afrontamiento son técnicas que nos hacen actuar de una determinada manera ante sucesos negativos o estresantes.

Por ejemplo, una persona que ha sido abandonada por su pareja tiene estas dos opciones. Por un lado, puede sucumbir a la adversidad y quedarse en casa pensando en los motivos de la ruptura, y por otro lado, puede tomar una actitud resiliente y salir de casa para conocer a gente nueva o incluso solamente para distraerse, o tener mas tiempo para sí mismo o misma. Tomar el primer camino no está mal porque es parte de todo proceso normal en nuestra vida, el problema está en estancarse ahí y no seguir al segundo camino, es decir, no ser resiliente.

Ser resiliente no quiere decir que no nos importe lo que ha ocurrido o que seamos personas frías o sin sentimientos; si no que decidimos reponernos rápidamente y no dejarnos llevar por la negatividad de la situación. 

Una de las características más importantes de las personas resilientes es que aceptan la realidad tal y como se presenta. Es decir, no minimizan ni maximizan las consecuencias de lo que les ocurre, además de ser muy analíticos con lo que ocurre en ese momento. También son personas que tienen autocontrol emocional, controlan sus impulsos, ven las situaciones como un aprendizaje, pero sobre todo, son empáticas. 

Llegar a ser una persona resiliente no es algo fácil, es algo que requiere de mucho trabajo en nosotros y cambiar nuestra perspectiva sobre los eventos, pero una vez que se logra es algo que se queda con nosotros para siempre, se vuelve en un estilo de vida. 

Los obstáculos no tienen que detenerte. Si te encuentras con un muro, no te des la vuelta o te rindas. Averigua cómo escalarlo, atravesarlo o rodearlo. -M. Jordan.

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¿Cómo enfrentar la adversidad?

Como ya sabemos, todos atravesamos momentos complicados a lo largo de nuestras vidas. Saber sobreponernos y enfrentarlos puede convertirse más en una necesidad que un deseo.

Podemos comenzar hablando sobre la palabra resiliencia, que posiblemente ya has escuchado en algún lado. Desde la psicología, la resiliencia es la capacidad de las personas para sobreponerse a períodos de dolor emocional y situaciones adversas. Luego de sucesos traumáticos, lo esperado es que después de un tiempo se recupere el ritmo de vida normal a través de la adaptación y la aceptación.

Aunque todos somos personas diferentes en situaciones diversas, existen una serie de herramientas que pueden ayudarnos a salir adelante, que nos pueden servir para construir nuestra resiliencia con el objetivo de sobrellevar situaciones complicadas.

Primero, es importante intentar no ver las crisis como el final, definitivamente no podemos evitar que ocurran eventos que producen mucha tensión, miedo o frustración, pero si podemos cambiar la manera de interpretarlos y reaccionar ante ellos. Es importante enfocarnos en el presente, pensar en qué es lo que podemos hacer ahora para cambiar lo que estamos viviendo, no dejarnos abrumar por lo que pueda pasar en el futuro, ya que es incierto. 

Cuando estamos frente a este tipo de situaciones es necesario contar con redes de apoyo que sirvan como un soporte emocional cuando nos sentimos tan mal. Es importante establecer o conservar buenas relaciones con familiares, amistades y otras personas importantes en su vida. Aceptar ayuda y apoyo de personas que lo quieren y escuchan, fortalece la resiliencia.

Así como es importante tener el apoyo de nuestros seres queridos, también es recomendable acudir con un profesional que nos brinde el acompañamiento necesario para poco a poco sentirnos mejor. Es común que se piense que ir al psicólogo es para “locos” o para personas que están muy mal pero no es así, acudir a terapia es un acto de inteligencia y de valentía, pero sobre todo de amor propio. Un psicoterapeuta te puede ayudar a empoderarte frente a las circunstancias del día a día y a mejorar tu calidad de vida.

Ante una situación difícil hay veces que nos cuesta aceptar que nos está afectando. Todo ello pone murallas a la hora de afrontar la adversidad. Si nos negamos a reconocer lo que duele no avanzamos. De algún modo, estamos obligados a entender que el dolor, es parte del proceso de recuperación. Aceptarlo, integrarlo, desmenuzarlo y canalizarlo es parte de todo proceso terapéutico. Pero es muy importante tener presente que la única persona de la que depende realmente salir de nuestros momentos difíciles, somos nosotros mismos.

Hay que clarificar propósitos, darle un sentido a la vida. Cada prueba superada nos irá fortaleciendo. Y aunque las dificultades o adversidades nos muestren nuestras partes más vulnerables, el hecho de superarlas nos ayudará a avanzar con más seguridad y confianza, pero sobre todo con más herramientas para enfrentar situaciones futuras.

Pensemos en ello. Aprendamos a ser resilientes, encendamos esa fuerza interna para afrontar la adversidad con éxito y sabiduría.

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ENFRENTANDO LA ADVERSIDAD

A lo largo de nuestras vidas nos enfrentamos a diversas situaciones que podría parecer que nos ponen a prueba: pérdida del trabajo, enfermedades, la muerte de un ser querido, crisis económica o en algunos casos, la pérdida de la libertad. Incluso, aún cuando ninguna de estas situaciones esta presente en nuestras vidas, nos angustiamos pensando “¿cómo yo reaccionaría frente a esto? ¡De seguro sería terrible para mí!”

Pero lo que muchas veces olvidamos o dejamos a un lado, es el hecho de que somos más fuertes de lo que pensamos y es que todos llevamos dentro esa fuerza que se hace grande frente a las adversidades.

Sentir miedo es algo natural e incluso nos sirve como medio de supervivencia, pero sin duda lo ideal no es vivir temerosos y preocupados sobre lo que podría traer el futuro. Aquí podríamos preguntarnos: ¿Cómo puedo mantenerme motivado cuando las cosas no están bien? Es cierto que cuando las cosas están saliendo bien nuestra motivación está alta; sin embargo, cuando las cosas no salen como quisiéramos nuestra tendencia es a desmotivarnos e inclusive a desesperarnos.

Es muy probable que alguna vez hayas escuchado esa frase tan popular que dice “después de la tormenta llega la calma”, y sí tiene algo de verdad, pero eso no elimina el hecho de que el proceso, de que mientras estamos en “la tormenta” las cosas parezcan realmente difíciles.

Incluso, puede que en este momento te esté ocurriendo a ti, y pienses que no lo vas a superar, que esto no lo vas a poder sobrellevar o que siempre vas a vivir en desgracia, con mala suerte o sintiéndote mal contigo mismo o misma; pero recuerda que la vida son etapas, son momentos, buenos y malos, alegres y tristes… porque así es este viaje y así debemos entenderlo: si un día está nublado, incluso dos o tres, ten por seguro que el sol tiene que volver a salir.

La mayoría de las personas no alcanzamos a ver las dificultades como oportunidades para crecer, no creemos que verdaderamente todas las cosas nos ayuden a bien. Y todas las cosas incluyen momentos difíciles, momentos de dolor. La clave para mantenerse motivado en tiempos difíciles es evitar caer en desesperanza y concentrarse en buscar el beneficio.

Estar motivado en tiempos difíciles exige determinación, pasión, confianza y compromiso. Tener la voluntad de estar automotivado es de valientes, no es de cobardes, los cobardes no tendrán ninguna herencia, nunca podrán disfrutar de las bendiciones de la vida.  No permitas que el fracaso o la adversidad te quite la motivación de ir tras tus sueños, cada vez que enfrentes la adversidad disponte para aprender de ella, busca los beneficios y te convertirás en una persona fuerte y poderosa.

Por eso recuerda que dentro de ti hay una fuerza con la que casi nunca cuentas porque rara vez la necesitas. Sí, aunque no lo creas, aunque pienses que eres cobarde y que no hay fuerza en tu interior. Tú llevas una luz dentro de ti, que te ayudará en los malos momentos con más fuerza que nunca y que te sorprenderá más de lo que pensabas.

 

“Solo en nuestras horas más oscuras podemos descubrir la verdadera fuerza de la brillante luz de nuestro interior que no puede ser atenuada”

-Doe Zantamata.