Como ya sabemos, todos atravesamos momentos complicados a lo largo de nuestras vidas. Saber sobreponernos y enfrentarlos puede convertirse más en una necesidad que un deseo.

Podemos comenzar hablando sobre la palabra resiliencia, que posiblemente ya has escuchado en algún lado. Desde la psicología, la resiliencia es la capacidad de las personas para sobreponerse a períodos de dolor emocional y situaciones adversas. Luego de sucesos traumáticos, lo esperado es que después de un tiempo se recupere el ritmo de vida normal a través de la adaptación y la aceptación.

Aunque todos somos personas diferentes en situaciones diversas, existen una serie de herramientas que pueden ayudarnos a salir adelante, que nos pueden servir para construir nuestra resiliencia con el objetivo de sobrellevar situaciones complicadas.

Primero, es importante intentar no ver las crisis como el final, definitivamente no podemos evitar que ocurran eventos que producen mucha tensión, miedo o frustración, pero si podemos cambiar la manera de interpretarlos y reaccionar ante ellos. Es importante enfocarnos en el presente, pensar en qué es lo que podemos hacer ahora para cambiar lo que estamos viviendo, no dejarnos abrumar por lo que pueda pasar en el futuro, ya que es incierto.

Cuando estamos frente a este tipo de situaciones es necesario contar con redes de apoyo que sirvan como un soporte emocional cuando nos sentimos tan mal. Es importante establecer o conservar buenas relaciones con familiares, amistades y otras personas importantes en su vida. Aceptar ayuda y apoyo de personas que lo quieren y escuchan, fortalece la resiliencia.

Así como es importante tener el apoyo de nuestros seres queridos, también es recomendable acudir con un profesional que nos brinde el acompañamiento necesario para poco a poco sentirnos mejor. Es común que se piense que ir al psicólogo es para “locos” o para personas que están muy mal pero no es así, acudir a terapia es un acto de inteligencia y de valentía, pero sobre todo de amor propio. Un psicoterapeuta te puede ayudar a empoderarte frente a las circunstancias del día a día y a mejorar tu calidad de vida.

Ante una situación difícil hay veces que nos cuesta aceptar que nos está afectando. Todo ello pone murallas a la hora de afrontar la adversidad. Si nos negamos a reconocer lo que duele no avanzamos. De algún modo, estamos obligados a entender que el dolor, es parte del proceso de recuperación. Aceptarlo, integrarlo, desmenuzarlo y canalizarlo es parte de todo proceso terapéutico. Pero es muy importante tener presente que la única persona de la que depende realmente salir de nuestros momentos difíciles, somos nosotros mismos.

Hay que clarificar propósitos, darle un sentido a la vida. Cada prueba superada nos irá fortaleciendo. Y aunque las dificultades o adversidades nos muestren nuestras partes más vulnerables, el hecho de superarlas nos ayudará a avanzar con más seguridad y confianza, pero sobre todo con más herramientas para enfrentar situaciones futuras.

Pensemos en ello. Aprendamos a ser resilientes, encendamos esa fuerza interna para afrontar la adversidad con éxito y sabiduría.

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