Anteriormente ya hemos hablado sobre la resiliencia, esa capacidad que como seres humanos tenemos para sobreponernos a las situaciones difíciles de la vida y salir adelante siendo más fuertes, pero sobre todo llevándonos un aprendizaje.

Suena muy lindo, ¿cierto?¡y claro que lo es! Pero también es algo que nos puede costar mucho trabajo lograr o que incluso puede llegar a parecernos imposible, sobre todo cuando estamos en circunstancias muy complicadas.

Como nos hemos dado cuenta, existen diversas maneras de superar los problemas y todo dependerá de las estrategias de afrontamiento que cada uno lleve dentro de sí. Las estrategias de afrontamiento son técnicas que nos hacen actuar de una determinada manera ante sucesos negativos o estresantes.

Por ejemplo, una persona que ha sido abandonada por su pareja tiene estas dos opciones. Por un lado, puede sucumbir a la adversidad y quedarse en casa pensando en los motivos de la ruptura, y por otro lado, puede tomar una actitud resiliente y salir de casa para conocer a gente nueva o incluso solamente para distraerse, o tener mas tiempo para sí mismo o misma. Tomar el primer camino no está mal porque es parte de todo proceso normal en nuestra vida, el problema está en estancarse ahí y no seguir al segundo camino, es decir, no ser resiliente.

Ser resiliente no quiere decir que no nos importe lo que ha ocurrido o que seamos personas frías o sin sentimientos; si no que decidimos reponernos rápidamente y no dejarnos llevar por la negatividad de la situación.

Una de las características más importantes de las personas resilientes es que aceptan la realidad tal y como se presenta. Es decir, no minimizan ni maximizan las consecuencias de lo que les ocurre, además de ser muy analíticos con lo que ocurre en ese momento. También son personas que tienen autocontrol emocional, controlan sus impulsos, ven las situaciones como un aprendizaje, pero sobre todo, son empáticas.

Llegar a ser una persona resiliente no es algo fácil, es algo que requiere de mucho trabajo en nosotros y cambiar nuestra perspectiva sobre los eventos, pero una vez que se logra es algo que se queda con nosotros para siempre, se vuelve en un estilo de vida.

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